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Todos tomamos decisiones en la vida que al final dependiendo de cómo nos resulten las cosas será nuestro éxito, de cómo tratemos a las personas y de cómo nos tratan en retribución de nuestra educación y respeto a los demás.
En una publicación anterior les había compartido que decidí estudiar a pesar del medio en que me desarrollaba y de cómo unas amigas me inculcaron el amor por la lectura, doy gracias a Dios por eso.
Pero nunca quieras compararme con las demás, porque no somos iguales, a gran escala sabemos que necesitamos en la vida, y qué cosas son de prioridad y tomamos la determinación de adquirirla o no.
1- No me compares con la chica que se maquilla todos los días porque ella no suda como yo.
2- No me compares con la chica que piensa que ponerse los últimos Jordan o cualquier otra marca de tenis, porque yo pienso en comprar libros y estudiar.
3- No me compares con la chica que es delgada y estilizada porque no sabes si ella desea subir de peso como yo deseo bajar.
4- Y no me compares con alguien sino conoces mi sentimientos, ni mi manera de ver la vida.
Es fácil, todos tenemos prioridades diferentes, y todos buscamos la manera de superarnos a nosotros mismos.
A veces vemos a las personas allegadas a nosotros que planean meterse en problemas para conseguir ciertas cosas en la vida y tenemos la capacidad de ver algo que desde mi punto de vista está mal, lo ven con malos ojos y después de escucharte mejor le entra por un oído el consejo y le sale por el otro, lo he visto varias veces. Si te aconsejo sobre la manera en que manejas tus finanzas es porque en algún momento yo viví la peor de las situaciones financieras, donde todo lo que ganaba era para realizar pagos, donde no me quedaba dinero ni siquiera para tomar un helado, comprar un libro ni adquirir un conocimiento por medio de un curso.
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Si te lo cuento es porque, los jóvenes menores de 30 años y en la misma edad que conozco prefieren gastar dinero para demostrarle a los demás lo que tienen y al final del mes no tienen ni para el pasaje y terminan tomándolo prestado convirtiéndose en un circulo vicioso, todo para llenar los ojos de los demás, prefieren dormir en el suelo, sin abanico, para fumar hooka y tomar el alcohol más caro en la discoteca.
Cada quien es dueño de su destino y elige como vivir su vida, pero al final terminan llorando a solas, porque las cosas no les salen como lo planearon.
Al final entendí que a nadie le gusta escuchar un consejo que no pidió, lo duro de todo esto es que cuando recapacitan vienen a decirte que debieron hacerte caso y terminas diciendo ¡TE LO DIJE!
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