Esto no se trata de hablar mal de nadie, pero existe una clara y marcada diferencia, entre este tipo de personas y ustedes podrán decirme si ¿es cierto o no?.
Paisaje en la Carretera que va hacia Santiago |
Acompañando a mi padre a su trabajo (si después de grande aún lo hago), pude notar la diferencia, y lo digo justamente porque vivo en la ciudad y me han pasado muchas cosas por confiar en la gente que se supone son de la ciudad y conocen los lugares. ¿Acaso no les ha pasado que estando a dos pasos del lugar al que tratan de llegar te envían justamente al otro extremo? Y caramba que rabia le da a uno que esto le pase. Pero como ha avanzado la tecnología verifico la dirección por el Mapa de Google y llamo al lugar, pero... ¿Y qué de esas personas que aún no tiene esta herramienta? Y a eso es que voy. Cuando vas a los pueblos recónditos del país o a los tan afamados bateyes (Ya saben, los grandes jugadores de Béisbol que vienen de ahí) el Mapa de Google no los reconoce y ni los encuentra si intentan buscarlos.
La tremenda perdida que se da uno, no es chiquita y aparte se pierde tiempo y el susto horrible que pasa uno (cuando anda solo y a pie), es entonces cuando decides preguntarle a una persona (me refiero a estando en el campo) y ésta claramente te dice: que no sabe o simplemente si no sabe como darte la indicación, deja lo que está haciendo y se levanta y te lleva al lugar ó busca a alguien que te encamine y te dirija en la correcta dirección, y debo decir que el dicho de: ¨Preguntando se llega a Roma¨ a veces no aplica en la capital, a menos que, preguntes más de una vez a varias personas en el trayecto.
Paisaje en la Carretera que va de Regreso a Santo Domingo |
La marcada diferencia está en que muchos en la ciudad, le haces la pregunta de: ¿Dónde queda? se miran, se ríen delante de ti y te dan la dirección mal. Mientras que, en el campo las personas amablemente, si ven que estas sudado, te ofrecen agua, una servilleta, te alientan un poco y luego con mucho cariño te dicen cómo llegar y hasta te acompañan al lugar al que quieres llegar, y si vas en un vehículo y se van contigo para indicarte bien y quedarse tranquilos hasta se niegan a que los lleves de regreso. Una vez le pregunté a una persona: ¿Por qué la gente de los campos hace esto? y
claramente me respondió: Es que uno siempre tiene un pariente que se va a vivir a la ciudad o a cualquier otro lugar y uno ve a la gente así, uno lo que piensa es que eso le puede pasar a ese familiar de uno y por eso uno ayuda lo más que puede, para que si hace falta, uno puede confiarse en Dios de que todo saldrá bien (entonces entendí: que las personas saben que una acción tiene una reacción y que es mejor hacer el bien sin mirar a quien, porque la vida da muchas vueltas).
Al inicio del año me pasó algo, tenía dos actividades sucediendo a la misma hora y las dos muy importantes para mi, una era la cita con mi Otorrino y la otra la entrega oficial de la beca al Postgrado que estoy realizando ahora (Debo decir que no tengo vehículo), entonces opté por ir al Otorrino primero, facturar e ir hablar con la Secretaria y dejarle mi número de contacto porque mi médico atiende a muchas personas y quedo con ella de irme a lo de la beca, le pagué al carrito público para que me hiciera una carrera, muy bien, llego a la Universidad y me doy cuenta es muy temprano, no han llegado los demás, voy al baño y me maquillo (prometo que esta anécdota tiene un fin), la actividad empezó tarde, dos horas de lo previsto, me hubiera quedado en el Médico; luego de haber pasado todo el proceso y de habernos hecho la fotografía de grupo aceptando la beca, se produce un desacuerdo con el horario, y se hace todo y quedamos para la noche entonces, en ese momento me llama la secretaria avisándome que el Médico se va a la 12:00 meridiano y yo ahí como puedo salgo y me lanzo a buscar el vehículo más rápido que puedo, me monto y pago, cuando me monto en el segundo vehículo que voy a pagar, ¿Dinero, a dónde? y me subió un frío desde los pies al pecho (seguro que muchos han pasado por ese susto) le digo entonces al chófer que me deje y el preocupado me dice: pero se acaba de montar y le digo no tengo el pasaje y un señor que va en el vehículo me dice: No, mi hija quédate que yo te lo pago (el señor tenía acento del campo) y yo muerta de la vergüenza, le doy las gracias y le digo que, cuando lleguemos al Médico saco el dinero de la tarjeta y el me dijo no mi hija tranquila que eso le pasa a cualquiera, con toda su calma y tranquilidad, hasta nos desmontamos juntos porque el iba para allá también y yo con tanta vergüenza y tan bien vestida, el Señor me iba contando que iba a recoger unos análisis que luego iba de regreso para su querido pueblo.
Hay que decirlo, a los hijos de Dios, el padre no nos desampara, porque lo que menos que me imaginaría es que en ese momento ese señor sin pedir nada a cambio, me ayudó y no quiso que le devolviera, sólo espero yo el momento para ayudar a quien pueda, y si me piden dirección, si estoy cerca les encamino, porque gracias a Dios, me ha tocado conocer a personas maravillosas, tanto del campo como de la ciudad, que le brindan apoyo y mano amiga siendo uno un perfecto extraño.
Es entonces cuando hacemos la reflexión, lamentablemente son mas humanas las personas que vienen del campo y que son del campo, que andan sin maldad y deseándole el bien al otro, porque el solo hecho de una persona salir de su casa para llevarte al lugar al que quieres llegar o darte de su pasaje y hasta comida sin conocerte, realmente son cosas que debemos apreciar y darle gracias a Dios por poner a estos samaritanos en nuestros caminos en esos momentos cuando creemos que no hay otra salida.
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